La fabricación del conocimiento. Un ensayo sobre el carácter constructivista y contextual de la ciencia.

Knorr Cetina, K. (2005). La fabricación del conocimiento. Un ensayo sobre el carácter constructivista y contextual de la ciencia. Bernal: Universidad de Quilmes.

Sumerjámonos por un momento en la idea de que estudiar el proceso de la producción de investigación en el laboratorio es en realidad estudiar parte del contexto de justificación o aceptación. La incorporación de un resultado previo en el actual proceso de investígación es vista como un potencial paso hacia la solidificación. La selección de un método o interpretación disponibles extiende su presencia (por ejemplo, a otra publicación) y prolonga su duración. Aumenta así, por tanto, sus posibilidades de nueva seleccíón e incorporación. Consideremos primero lo que los propios científicos dicen cuando se les plantea esa pregunta. De un modo muy semejante a lo que ocurre cuando un científico evalúa el trabajo de otro, se nos remite a la situación especifica en la cual se adoptó la decísíón, (Knorr Cetina, 2005 pp. 69)

Cuando pregunto, por ejemplo, por qué se eligió un particular instrumento para determinado propósito, la respuesta puede variar desde un “porque es caro y raro y quiero conocerlo» o «es más económico en términos de energia», hasta un «John lo sugirió y me mostró cómo usarlo» a «estaba por ahí, así que era lo más fácil»; desde «lo que tenía en mente no funcionó, así que probé con otra cosa» hasta «me pidieron que lo usara porque acabamos de cornprarlo y tenemos que demostrar que lo necesitábamós»: desde «siernpre funciona, según mi experiencia» hasta una mirada atónita y la pregunta «bueno lqué otra cosa iba a usar?» (Knorr Cetina, 2005 pp. 69 – 70)

A partir de los escasos ejemplos proporcionados en el pàrrafo anterior, resulta obvio que sesos factores tienen raíces diferentes e implicaciones diferentes, que surgen de diferentes puntos de la problematización de los científicos previa a una decisión, y que residen en niveles distintos de generalidad. Tomados en conjunto, nos remiten a la diversidad de situaciones que los científicos recuerdan cuando se les pregunta en qué basaron sus decisiones. La existencia de una crisis de energía, o la presencia de un amigo con una sugerencia; una falla que desencadena una variación del procedimiento, o una compra que hay que justificar; una “experiencia” personal compuesta por las particularidades de una carrera científica, o la práctica oficial de un momento dado. Parece claro que no podemos esperar reducir esas situaciones a un número pequeño de criterios, y mucho menos a un principio de racionalidad que nos permitiría de allí en más predecir las selecciones de laboratorio del científico. Más bien, tendremos que tomar eses selecciones como un producto de la co-ocurrencia e interacción de factores cuyo impacto y relevancia se constituyen en un tiempo y lugar dados, es decir, de las circunstancias en las cuales el científico actúa (Knorr Cetina, 2005 p. 70)

Hace ya tiempo que los historiadores vienen presentando las decisiones de los científicos como contingentes al contexto histórico en el cual están situadas, y algunas discusiones recientes de la filosofía de la ciencia señalan también en esa dirección. Si llevamos la idea de contingencia contextual un paso más allá para sugerir que la aceptación es una forma de selección ambiental análoga al modelo de la evolución biológica, tenemos una alternativa verosimil al modelo de la formación (racional) de opinión. De la misma manera que la adaptación, la aceptación puede ser vista como el resultado de presiones contextuales que vienen a afectar las selecciones de los científicos en los nichos ambientales suministrados por los laboratorios. (Knorr Cetina, 2005 pp. 70-71)


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