The De-Scription of Technical Objects

Akrich, M. (1992). The description of technical objects. En Bijker, W. y Law, J. (eds.), Shaping technology/ building society (pp. 205-224). mit Press.

Traducción propia asistida por IA

Sostengo, por tanto, que los objetos técnicos participan en la construcción de redes heterogéneas que reúnen a actores de todo tipo y tamaño, ya sean humanos o no. Pero, ¿cómo podemos describir el papel específico que desempeñan dentro de estas redes? Como la respuesta tiene que ver con la forma en que construyen, mantienen y estabilizan una estructura de vínculos entre diversos actores, no podemos adoptar ni el simple determinismo tecnológico ni el constructivismo social. (Akrich, 1992 p. 206)

Para ello tenemos que movernos constantemente entre lo técnico y lo social. También tenemos que movernos entre el interior y el exterior de los objetos técnicos. Si hacemos esto, dos cuestiones vitales empiezan a salir a la luz. La primera tiene que ver con la medida en que la composición de un objeto técnico obliga a los actores a relacionarse con el objeto y entre sí. La segunda tiene que ver con el carácter de estos actores y sus vínculos, la medida en que son capaces de remodelar el objeto y las diversas formas en que éste puede utilizarse. (Akrich, 1992 p. 206)

Hay varios ámbitos -por ejemplo, en la innovación tecnológica y la transferencia de tecnología- en los que los objetos y sus supuestas funciones, o la relación entre la oferta y la demanda, no coinciden. A continuación describo una serie de casos de «transferencia de tecnología» a países menos desarrollados (PMA) extraídos de mi propio trabajo de campo. Estos casos van desde el simple trasplante de un aparato técnico ampliamente utilizado en las sociedades industriales hasta el desarrollo de objetos específicamente destinados a ser utilizados en los PMA. En cada caso describo los mecanismos elementales de ajuste recíproco entre el objeto técnico y su entorno. (Akrich, 1992 p. 207)

La realización técnica de las creencias del innovador sobre las relaciones entre un objeto y los actores que lo rodean es, por tanto, un intento de predeterminar los escenarios que se pide a los usuarios que imaginen para una determinada pieza de tecnología y las prescripciones (avisos, contratos, consejos, etc.) que la acompañan. Por supuesto, puede ocurrir que ningún actor se presente para desempeñar los papeles previstos por el diseñador. O que los usuarios definan sus propios papeles de manera muy diferente. Si esto ocurre, los objetos siguen siendo una quimera, ya que es en la confrontación entre los objetos técnicos y sus usuarios donde éstos se convierten en reales o irreales. (Akrich, 1992 p.208)

Así, al igual que un guión cinematográfico, los objetos técnicos definen un marco de acción junto con los actores y el espacio en el que se supone que actúan. (Akrich, 1992 p.208)

Así, el método de análisis de contenido, aplicado a los textos, adopta un enfoque individual y psicológico que tiene poca o ninguna relevancia para nuestro problema. De hecho, al ignorar la amplia gama de usos que pueden tener los objetos, se acerca al determinismo tecnológico. Es obvio que no puede explicar la gran variedad de destinos de los proyectos tecnológicos, que van desde el éxito total hasta el fracaso absoluto. (Akrich, 1992 p.208)

La noción de de-scripción que aquí se propone debe desarrollarse en este marco. Se trata de inventariar y analizar los mecanismos que permiten que se produzca la relación entre una forma y un significado constituido por el objeto técnico y constituyente del mismo. (Akrich, 1992 p.209)

Si queremos describir objetos técnicos, necesitamos mediadores que creen los vínculos entre el contenido técnico y el usuario. En el caso de las tecnologías no estabilizadas, estos pueden ser el innovador o el usuario. La situación es muy diferente cuando nos enfrentamos a tecnologías estabilizadas que han sido «encajonadas». En este caso, el innovador ya no está presente, y el estudio del usuario ordinario no es muy útil porque ya ha asumido las prescripciones de la interacción con la máquina. En estas circunstancias algunas prescripciones pueden encontrarse en los manuales de uso o en los contratos. Como alternativa, podemos estudiar los conflictos, observar lo que ocurre cuando cuando los aparatos se estropean, o seguir al aparato cuando se desplaza a países cultural o históricamente distantes de su lugar de origen. (Akrich, 1992 p.211)

En las zonas rurales de Senegal los generadores son muy utilizados por los «grupos festivos». Una administración de administración compra algunos pequeños generadores, que distribuye a grupos de jóvenes de los pueblos. Con los generadores pueden venir luces, un un tocadiscos o un altavoz. Los grupos de jóvenes utilizan los generadores o los prestan a sus miembros, que pagan el coste del combustible y el aceite. combustible y el aceite. También pueden alquilarlos a otros habitantes del pueblo que también que también pagan el coste del combustible y el aceite. El dinero que se obtiene de los generadores se reparte: una parte va a la persona que transporta el generador que transporta el generador y otra parte va a la asociación. En De este modo, un pequeño grupo de actores está involucrado con el generador. actores que pueden verse como otras tantas adiciones a los componentes que que conforman el generador. (Akrich, 1992 p.212)

La creación de un tipo particular de vínculo social, el del alquiler, está condicionada por la existencia de esta relación, que deslocaliza el generador creando muchos grupos de actores: inversores/compradores, propietarios/usuarios, usuarios asociados, arrendatarios y transportistas. (Akrich, 1992 p.213)

Pero en ambos casos se trata de la creación y ampliación de redes que definen simultáneamente lo social y lo técnico. Así, elementos como los enchufes y los fusibles no estándar cobran importancia cuando los usuarios reales empiezan a desplazar a los usuarios proyectados. (Akrich, 1992 p.213)

Una vez más, la competencia del grupo de jóvenes, sus relaciones con otros elementos de la vida del pueblo, la propia definición de estos elementos, todo ello está determinado al mismo tiempo y por el mismo proceso que define los componentes que forman el generador (Akrich, 1992 p.213)

En el caso del kit de iluminación fotoeléctrica, el principal peligro es que nadie lo utilice. Sin embargo, las tecnologías no siempre son así. A veces, sus diseñadores y constructores las utilizan para obtener acceso a determinados actores, a los que empujan a desempeñar papeles específicos. (Akrich, 1992 p.214)

Pero, ¿por qué habrían de aceptar los aldeanos entrar en un juego en el que, al parecer, perderían una parte de su independencia? Al fin y al cabo, al hacerlo se pondrían bajo la influencia de una autoridad central que, en virtud de este mismo hecho, aumentaría su poder. Hay varias respuestas a esta pregunta[…] Tanto este portavoz, que negociaba con una serie de autoridades centrales en nombre de la aldea, como los propios aldeanos sabían que del acuerdo con la compañía eléctrica se derivarían una serie de beneficios indirectos. Después de la electrificación, el pueblo podía esperar tener mejores maestros, un mejor servicio de salud, más apoyo financiero y un aumento en el número de proyectos de desarrollo. de proyectos de desarrollo. En resumen, la electrificación era un método para evitar de negociaciones directas y específicas entre los aldeanos y una serie de de agencias externas. (Akrich, 1992 p.215)

En general, un individuo se convierte en ciudadano sólo cuando entra en relación con el Estado. En Costa de Marfil, esto se hacía a través de los cables, las torres de alta tensión, los transformadores y los contadores. En cambio, en Francia los individuos se insertan en una red tan amplia que tienen pocas posibilidades de evitar la ciudadanía. Desde el registro civil, pasando por la escolarización obligatoria, hasta el servicio militar y el estado de bienestar, la malla del estado con sus diferentes redes superpuestas se estrecha cada vez más a su alrededor. En los países de creación más reciente, algunas redes específicas pueden acudir en ayuda de un Estado débil o inexistente. La red eléctrica puede crear y mantener una relación entre un individuo y un lugar. Así, en Costa de Marfil, donde sólo una minoría de asalariados pagaba el impuesto sobre la renta, la factura de la electricidad se convirtió en el medio de recaudación de los impuestos locales en las ciudades de reciente construcción. En este caso, fue la red eléctrica la que fomentó una definición más amplia del concepto de ciudadanía. (Akrich, 1992 pp.215-216)

En este sentido, podemos decir que nuestras relaciones con el «mundo real» están mediadas por objetos técnicos. (Akrich, 1992 p.214)

En los ejemplos anteriores he mostrado cómo los objetos técnicos definen actores, el espacio en el que se mueven y las formas en que interactúan (Akrich, 1992 p. 216)

Nunca Sin embargo, aunque los usuarios añadan sus propias interpretaciones, siempre que las siempre que las circunstancias en las que se utilice el dispositivo no difieran demasiado de las previstas por el diseñador, es probable que el guión se se convierta en un elemento importante para interpretar la interacción entre el objeto y sus usuarios. (Akrich, 1992 p. 216)

Como he indicado, la introducción de la red eléctrica ha establecido vínculos entre los individuos en Costa de Marfil. La forma en que el individuo/consumidor se relaciona con la red, y a través de la red con la compañía eléctrica, está codificada y cuantificada mediante una herramienta técnica básica, el contador de electricidad. Éste formula el contrato inicial entre el productor y el consumidor. Si uno u otro no cumple sus obligaciones, el contador queda inválido o inactivo. Los contadores tienen un efecto simétrico en la relación productor/consumidor. Se requiere el acuerdo de ambos para que se pongan en marcha. En consecuencia, el conjunto de contadores es un poderoso instrumento de control. En conjunto, el conjunto de contadores mide la cohesión del edificio sociotécnico materializado por la red. (Akrich, 1992 p. 217)

Cualquier reducción de la tasa de retorno puede interpretarse como un aumento del número de conexiones ilícitas, obra de empleados corruptos empleados, o una consecuencia del tráfico de contadores. Con la participación tanto de con actores humanos y técnicos implicados, la red mide el comportamiento ilícito comportamiento ilícito y determina su carácter (Akrich, 1992 p. 217)

A diferencia del Marcory residencial, el Marcory-No-Wire es un Marcory sin electricidad, sin cables. Es sabido que los abderitanos tienen sentido del humor. Un suburbio sin cables, imagínense qué tipo de espectáculo ofrece. Porque si la electricidad es un signo de progreso, su ausencia sugiere otras ausencias: de higiene en las calles, de edificios construidos según ciertas normas, de farmacéuticos, de parques infantiles, de campos de deporte, etc. Si a estas ausencias se añade la oscuridad nocturna, los guardianes de la paz de la paz dirían que se trata de una guarida de delincuentes (Toure 1985).(Akrich, 1992 p. 217)

Aun así, en la Polinesia Francesa el dispositivo de control resultó ser un aliado de los diseñadores, porque los usuarios consideraron que sus sanciones eran arbitrarias. El resultado fue que lo denunciaron y expresaron su descontento llamando por teléfono al electricista cada vez que el sistema cortaba a traición la corriente mientras ellos estaban tranquilamente sentados viendo la televisión. El electricista, que pronto se cansó de hacer reparaciones por la noche, engañó al sistema instalando un circuito con fusibles en paralelo con el dispositivo de control. Cuando el dispositivo de control cortaba la corriente, los usuarios podían anularlo con el fusible, y el electricista sólo sería llamado a la mañana siguiente. El circuito con fusible marcaba así la sumisión de los electricistas a los deseos de sus clientes y les permitía estar presentes por delegación en lugar de ser convocados en persona por los usuarios iracundos. El carácter precario e improvisado de la mecha hace evidente que fue necesaria algún tipo de intervención, aunque sólo se produjera se produjera a posteriori. En este juicio en particular fueron los electricistas quienes se declararon culpables. Al colocar el fusible, reconocieron que el dispositivo de control y sus clientes tenían razón y moderaron los juicios de los primeros a favor de los segundos. (Akrich, 1992 p. 219)

He descrito varios casos en los que los objetos técnicos preformaban sus relaciones con los actores y los dotaban de lo que podría llamarse contenido «moral». Dado que se asignan roles y responsabilidades, tienden a producirse acusaciones y juicios. En principio, nadie ni nada está protegido de tal denuncia. En el caso de la red eléctrica, se acusó a los usuarios de no respetar el contrato con el contador. Sin embargo, la compañía eléctrica también acusó a algunos de los contadores de no representar ese contrato. En el caso de los kits fotoeléctricos, fueron los electricistas, e indirectamente los fabricantes, los que se encontraron en el banquillo de los acusados a través de la agencia del dispositivo de control. De hecho, la historia de los kits puede leerse como una larga serie de acusaciones recíprocas. Los industriales solían argumentar que si no funcionaba (técnicamente), era porque se había utilizado mal (socialmente). porque se había hecho un mal uso de él (socialmente). Los usuarios, o los que decían ser sus que decían ser sus representantes, argumentaban que si no funcionaba socialmente, se debía a que había sido mal concebido técnicamente. Aquí, una «reacción reversible» casi perfecta que pone de manifiesto la falta de relación, a través del kit, entre diseñadores y usuarios. Los usuarios no interesaban a los fabricantes; sólo eran sólo eran importantes en la medida en que permitían acudir al Ministerio de Desarrollo Exterior y buscar apoyo para un producto que que aún no tiene mercado. Y en esta interacción el kit no tenía que no tenía que hacer nada. Más bien fueron los usuarios los que fueron como un instrumento para construir una relación entre los fabricantes y el gobierno. (Akrich, 1992 pp. 219-220)

En esta sección he argumentado que los objetos técnicos no sólo definen a los actores y las relaciones entre ellos, sino que para seguir funcionando deben estabilizarlos y canalizarlos. Deben establecer sistemas de causalidad que se basan en mecanismos de abstracción y simplificación de las vías causales. En el caso comentado, la sustitución de los contadores «rusos» se inscribe en gran medida en este proceso, un proceso destinado a automatizar el diagnóstico. Más lejos en el mismo camino se encuentra la inteligencia artificial. Akrich, 1992 pp. 219-220)

Una vez estabilizados los objetos técnicos, se convierten en instrumentos de conocimiento. Así, cuando una compañía eléctrica establece tarifas diferenciadas para los usuarios domésticos de alto y bajo consumo, para los talleres y para los consumidores industriales, encuentra formas de caracterizar e identificar los diferentes estratos sociales. Si además elige categorías utilizadas en otro entramado socioeconómico-político, entonces el conocimiento que produce puede ser «exportado». Los «datos» pueden así extraerse de la red y transmitirse a otros lugares, por ejemplo, a los economistas preocupados por la relación entre el coste de la energía o el PNB y el consumo. Sin embargo, la conversión de los hechos sociotécnicos en hechos puros y duros depende de la capacidad de convertir los objetos técnicos en cajas negras. (Akrich, 1992 p.221)

Los resultados obtenidos por los dos enfoques fueron bastante diferentes. En particular, el enfoque geográfico y jurídico de la unidad técnica sugería la necesidad de una red mucho más amplia que el enfoque orientado al mercado de la unidad de estudios económicos. Esta última había actuado como si no fuera necesaria la mediación técnica entre el precio y el consumo. Suponían que esta relación era un hecho de la naturaleza que se concretaría en la red eléctrica. En cierto modo, se dejaron llevar por el efecto de naturalización, que se produce cuando los sistemas técnicos se integran completamente en el tejido social […] Disciplinas como la economía y los estudios tecnológicos dependen de la presencia de un aparato que se encuentra fuera de sus dominios. Los economistas extraen un tipo de información de los objetos técnicos, los tecnólogos otra. Pueden hacerlo porque dichos objetos funcionan en situaciones estables. (Akrich, 1992 p.222)

Por eso tiene sentido decir que los objetos técnicos tienen fuerza política. Pueden cambiar las relaciones sociales, pero también estabilizan, naturalizan, despolitizan y trasladan éstas a otros medios. A posteriori, los procesos de construcción de los objetos técnicos quedan ocultos. Los vínculos causales que establecieron se naturalizan. Nunca hubo, o eso parece, ninguna posibilidad de que pudiera haber sido de otra manera. (Akrich, 1992 p.222)

El peso de este ensayo es que los objetos técnicos y las personas nacen en un proceso de definición recíproca en el que los objetos son definidos por los sujetos y los sujetos por los objetos. Sólo después del acontecimiento se estabilizan las causas. Y sólo después del acontecimiento podemos decir que los objetos hacen esto, mientras que los seres humanos hacen aquello. Es en este sentido, y sólo en este sentido, que los objetos técnicos construyen nuestra historia por nosotros e «imponen» ciertos marcos. Y es por ello que una antropología de la técnica es posible y necesaria. (Akrich, 1992 p.222)


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