¿Qué es lo virtual?.

Lévy, P. (1999). ¿Qué es lo virtual?. Barcelona: Paidós.

La inteligencia colectiva en la inteligencia personal: lenguajes, técnicas, instituciones

Instrumentos (Lenguas, lenguajes y sistemas de signos)

Lo primero que hay que recordar son los instrumentos. Nos es
imposible ejercer nuestra inteligencia independientemente de las lenguas, lenguajes y sistemas de signos (anotaciones científicas, códigos visuales, modos musicales, simbolismos, etc.) legados por la cultura y que usan miles o millones de personas además de nosotros.
Estos lenguajes llevan consigo formas de fragmentar, categorizar y
percibir el mundo, contienen metáforas que constituyen filtros de
los datos y pequeñas máquinas de interpretar, arrastran toda una
herencia de juicios implícitos y de líneas de pensamiento ya traza-
das. Las lenguas, lenguajes y sistemas de signos inducen nuestro
funcionamiento intelectual: las comunidades que los han forjado y
hecho evolucionar lentamente piensan en nosotros. Nuestra inteli-
gencia posee una dimensión colectiva mayor porque somos seres de lenguaje. (Levy, 1999 p. 89)

Herramientas y artefactos

Por otro lado, las herramientas y los artefactos que nos rodean
incorporan la dilatada memoria de la humanidad. Cada vez que los
utilizamos apelamos, por tanto, a la inteligencia colectiva. Las casas, los automóviles, los televisores y los ordenadores resumen líneas seculares de investigación, de invenciones y de descubrimientos. También cristalizan las capacidades de organización y de cooperación puestas en práctica para producirlos. (Levy, 1999 p. 89)

Pero las herramientas no son sólo memorias, sino también máquinas de percibir… (Levy, 1999 p. 90)

Pero las herramientas no son sólo memorias, sino también máquinas de percibir que pueden funcionar en tres niveles diferentes: directo, indirecto y metafórico. Directamente, las gafas, microscopios, telescopios, rayos X, teléfonos, cámaras fotográficas y de vídeo, televisores, etc., extienden el alcance y transforman la naturaleza de nuestras percepciones. Indirectamente, los automóviles, los aviones o las redes de ordenadores, por ejemplo, modifican profundamente nuestra relación con el mundo y, en particular, con el espacio y el tiempo, de tal forma que se hace imposible decidir si transforman el mundo humano o nuestra manera de percibirlo. Finalmente, los instrumentos y los artefactos materiales nos ofrecen innumerables modelos concretos, socialmente compartidos, a partir de los cuales podemos aprehender, por medio de metáforas, fenómenos o problemas más abstractos. Así, Aristóteles reflexionaba sobre la causalidad a partir del ejemplo del alfarero, la sociedad del siglo xvn representaba el cuerpo como una especie de mecanismo y hoy construimos modelos computacionales del conocimiento. Mediante los artefactos, nuestra percepción del mundo participa en la inmensa labor del hombre y en su dilatada inteligencia, aquí y ahora. (Levy, 1999 p. 90)

El universo de objetos y de herramientas que nos rodea y que com-
partimos piensa en nosotros de mil formas diferentes. (Levy, 1999 p. 90)

Instituciones

Por último, las instituciones sociales, leyes, reglas y costumbres
que rigen nuestras relaciones influyen de manera determinante en el curso de nuestros pensamientos. Así, séase investigador en física energética, sacerdote, responsable de una administración pública u operador financiero, en cada caso, tal o cual cualidad intelectual se verá más favorecida que otra. La comunidad científica, la iglesia, la burocracia estatal o la Bolsa encarnan formas diferentes de inteligencia colectiva, con sus distintos modos de percepción, de coordinación, de aprendizaje y de memorización. Las «reglas de juego» social, al presidir los tipos de interacción entre los individuos, modelan la inteligencia colectiva de las comunidades humanas, al igual que las aptitudes cognitivas de las personas que participan en ellas.

Economías cognitivas

…se puede considerar a los grupos humanos como
«entornos» ecológicos o económicos en los que aparecen y mueren, se
expanden o disminuyen, compiten o viven en competencia, se conservan
o mutan especies de representaciones o de ideas. No hablamos solamente
de las ideas, representaciones, mensajes o proposiciones individuales,
sino de sus especies: géneros literarios o artísticos, modos de
organización de los conocimientos, tipos de argumentaciones o de «lógi-
cas» utilizadas, estilos y soportes de los mensajes. Un colectivo humano es el escenario de una economía o de una ecología cognitiva en el seno de la cual evolucionan las especies de representaciones (Sperber) (Levy, 1999 p. 91)

“Formas sociales, instituciones y técnicas modelan el medio ambiente cognitivo, de tal modo que ciertos tipos de ideas o mensajes tienen más posibilidades de reproducirse que otros. Entre todos, los factores que afectan a la inteligencia colectiva, las tecnologías intelectuales, tales como los sistemas de comunicación, de escritura, de registro y reproducción

de la información, cumplen una función primordial. En efecto, ciertos tipos de representaciones difícilmente pueden sobrevivir o incluso aparecer en entornos desprovistos de ciertas tecnologías intelectuales, mientras que prosperan en otras «ecologías cognitivas». Por ejemplo, las listas de números, los cuadros, los conocimientos organizados de un modo sistemático no se pueden transmitir cómodamente en las culturas

sin escritura. Las sociedades orales, en cambio, favorecen la codificación de las representaciones bajo la forma de relatos, que se pueden retener y transmitir más fácilmente en ausencia de soportes escritos. Por poner un ejemplo más contemporáneo, hoy en día una parte creciente de los conocimientos se expresa por medio de modelos digitales interactivos y de simulaciones, lo que evidentemente era impensable antes de la aparición de los ordenadores con interfaces gráficos intuitivos. Los tipos de representaciones que prevalecen en tal o cual «economía cognitiva» favorecen modos de conocimiento distintos (mito, teoría, simulación, etc.), con los estilos, los criterios de evaluación y los «valores» que les corresponden, si bien, los cambios de tecnologías intelectuales o de medios de comunicación pueden tener, indirectamente, profundas repercusiones en la inteligencia colectiva.” (Levy, 1999 p. 91)

Máquinas darwinianas

La noción de inteligencia colectiva no es una simple metáfora o
una analogía más o menos clarificadora, sino un concepto coherente.
Intentaremos ahora construir este concepto. Nos hace falta una definición
de «espíritu» que sea compatible con un sujeto selectivo, es decir,
con una inteligencia en la que el sujeto sea a la vez múltiple,
heterogéneo, distribuido y cooperativo/competitivo, y esté constan-
temente comprometido en un proceso autoorganizador o autopoiético.∗ El conjunto de estas condiciones elimina automáticamente los modelos calculatorios o informáticos del tipo «máquina de Turing», que1 no poseen la capacidad de autocreación (Levy, 1999 pp. 92-93) *IP Agenciamiento?

La máquina darwiniana es más inteligente porque funciona
«fractalmente» en muchas escalas o niveles de integración acoplados.
Por ejemplo, el mercado puede ser considerado como una máquina
darwiniana, pero es más «inteligente» en cuanto que las empresas y
los consumidores que lo animan son a su vez máquinas darwinianas organizaciones «aprendientes», asociaciones de consumidores). Un
cerebro es simultáneamente el resultado de un proceso darwiniano a escala de la evolución biológica y a escala del aprendizaje
individual. Además, integra muchos tipos de «poblaciones
aprendientes»
de escalas [93] diferentes: grupos de neuronas, mapas
extensos de zonas sensoriales, sistemas globales de regulación, etc.
(Edelman, 1992). (Levy, 1999 pp. 93-94)


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